La última clase de Cristina Romo en el ITESO



Hoy cerró un ciclo en el ITESO una de las maestras que me marcó en la universidad cuando estudié Ciencias de la Comunicación, y quien prácticamente me dio el último empujón para titularme (si no hubiera sido por ella, a estas alturas seguiría haciéndole acutalizaciones a mi tesis).

Cristina Romo también fue una de las persona
s que me contagió el gusto y el interés por la radio. Es de los personajes que le han dado sello a la carrera y ha estado muy involucrada en las discusiones sobre la legislación de medios en México y sobre el derecho a la información.

Es autora de los libros Introducción al conocimiento y práctica de la radio (Diana / ITESO, 1987), La otra radio : voces débiles, voces de esperanza (Fundación Manuel Buendía / Instituto Mexicano de la Radio, 1990), y de Ondas, canales y mensajes : un perfil de la radio en México (ITESO, 1991).

A continuación re
produzco el mensaje que dio hoy en su última clase en el campus, que en realidad fue un encuentro muy emotivo con sus alumnos, académicos y quienes alguna vez dijimos “presente” en sus cursos.


19 de mayo de 2009


Ésta es la última clase del semestre para ustedes, los alumnos de Derecho de la Comunicación. Para mí es la última clase como profesora formal del ITESO. He querido tener esta sesión en este recinto [el auditorio M] porque es el lugar en donde los estudiantes de las clases de radio presentaban sus producciones finales… y la pasábamos muy bien.

Vamos a comenzar pasando lista porque ésta es una clase, ya dije, la última. Hoy tenemos invitados. Están con nosotros algunas personas que trabajan en el ITESO, que fueron mis alumnos. Mientras yo paso lista, les pido a los invitados que también lo hagan poniendo su nombre en la libreta en la que desde 1969 apunté el nombre de cada uno de ustedes. Ahí está la lista completa. Por supuesto no la voy a leer, son, contaditos 3118 nombres, entre ellos una hija, dos hermanos, cinco primos.

Para mí, pasar lista fue siempre un momento importante porque me permitía saber quiénes eran los que estaban enfrente; aprenderme su nombre, y comenzar a reconocerlos. De muchos su nombre se grabó indeleblemente, no sólo en la libreta, sino en mi corazón y puedo repetir cientos de memoria.

(Lista)


No quise que pasara inadvertida esta clase, esta fecha. Desde el 4 de septiembre de 1969, según me hace recordar José Luis Aceves hasta hoy 19 de mayo de 2009, durante 40 años, que es lo mismo que 80 semestres, las aulas del ITESO han sido mi espacio, mi entorno natural, vital y profundamente significativo.

En mi corazón están grabadas las caras, las voces, las dudas, las preguntas, las inquietudes, los enojos, las frustraciones, los dieces y los reprobados también, de mis alumnos.

Su presencia me ha mantenido alerta y abierta, dispuesta a ir viviendo los signos de los tiempos, con sus cambios, sus retos (algunos de los cuales no puedo adoptar con facilidad, como son las tecnologías de la información), porque siempre estuve contagiada de la juventud de mis estudiantes, y conste que comencé con alumnos que me superaban en edad.

No quiero aburrirlos, sólo concentrarme en unas cuantas ideas, algunos mensajes que resuman las asignaturas que me llenaron el alma en estos años:

La radio. Aún cuando ahora ya sea digital, por Internet, o sabrá Dios por qué más soportes, creo que es el medio de comunicación más humano, más personal, más íntimo porque apela a la persona en su fuero interno; porque le permite apropiarse del mensaje, sólo con el estímulo de lo que se escucha.

Y por lo tanto, podría, puede y podrá ser utilizada para sacar de la persona lo mejor de ella, porque la puede ayudar a formarse, a educarse y a dar un servicio útil. Con eso explico la atención que le di a las clases de Pedagogía, y sobre todo al Taller de Multimedios o al Área de Integración, experiencias ricas que pueden reconocerse como antecedente de los Proyectos de Aplicación Profesional.

El principal elemento de la radio es la palabra. Para nosotros, esa palabra es en español (castellano, como dicen los puristas) en el dialecto mexicano. Ese dialecto que siendo parte de la lengua común lo tenemos que cuidar y conservar; por eso mi empeño en la corrección escrita, oral, audiovisual. Creo que he sido bastante enfática en ello; aunque como todos, también cometo los errores más inesperados.

Y todo eso me llevó, aunque diría que desde el principio, a preocuparme y ocuparme del marco social, cultural y político en el que se da la práctica de producir y recibir el mensaje radiofónico. Al analizarlo y descubrir que las reglas del juego, las normas, no estaban bien establecidas, me avoqué a estudiar el tema y decidí y así lo he hecho, que en toda oportunidad que tuviera, haría la denuncia de que la LFRT no responde a la sociedad ni se ocupa de establecer los fines sociales de los medios, y me propuse también provocar en otros la inquietud en demandar que las normas favorezcan la democratización de los medios.

Así le entré al estudio del derecho de la comunicación, a señalar los vacíos legislativos, a compartir con otros la inquietud, al trabajo para que en este país haya buenas bases, buenas leyes para normar la comunicación social. Espero seguir en este empeño y a recordar a todos que cada uno de nosotros somos sujetos de derechos, de muchos. Me brinco los obvios y digo que tenemos derecho a una comunicación pública, clara y transparente; a una información veraz, oportuna, completa, sin sesgos; a múltiples opciones en los medios, y oportunidad para que todas las versiones de la vida social los atraviesen.

Consecuentemente también somos sujetos de obligaciones, como seres humanos responsables, como ciudadanos, como comunicadores; hermosa profesión la que escogimos, la de comunicar y comunicarnos.

Muchas gracias por haberme permitido decirles cosas en todos estos años.
Por haberme permitido escucharlos.
Por haberme permitido establecer comunicación con ustedes.
Por haberme permitido aprender y recibir tanto.

Muchas gracias al ITESO por haberme confiado lo mejor de él, que son sus estudiantes.

Gracias a mi familia, a mis hijas, por permitirme quitarles tiempo para compartirlo con ustedes.
Gracias a Dios por haberme dado la vocación de maestra y darme la oportunidad de ejercerla en el mejor lugar.

Basta de rollos. Una de mis alumnas favoritas, la más especial, mi hija Mariana, junto con su hermana Cristi nos invitan a compartir este refrigerio, y cerrar sabrosamente el rol de profesora del ITESO.




Fotografías: Laura Jiménez / ITESO

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